Quizás no sea buen momento para inaugurar un blog sobre fútbol y sevillismo. Y no por ser final de temporada, sino por cómo se llega al final: entre rebujitos, 6 goles y el culmen más bajo de un triste, precario e infantiloide proyecto.
Todos sabíamos que llegaban el que, según muchos de mi entorno, será el equipo más glorioso del siglo XX, pero es el equipo más ladrón y más odiado de éstos 11 añitos que llevamos de siglo XXI. Sabemos que ellos apenas se juegan el honor y nosotros una plaza europea. Sabemos que estamos débiles, que nuestro ciclo parecía acabarse y que a final de temporada queda una buena purga. Sabíamos todo eso, y caímos en un set.
Perdón, cayeron. Cayeron los jugadores, cayeron los del chándal, cayeron los encorbatados, engominados y demás ados. Los únicos que se salvaron fueron los aficionados. Aquí se ven donde están los auténticos admiradores de un club de futbol. Aquí se ve quien disfruta lo mismo que traga. Y, si los de la Central Lechera Madrileña lo enseñan (lo mismo que el caso de los baloncitos y otras mediocridades que el Sevilla Fútbol Club tiene y el Madrid no, hasta ahí podíamos llegar), la afición esta de 14 como la nueva selectividad.
¡No aplaudan! ¡Piten! ¡Váyanse del campo!... A esos que se ponen la camiseta de treinta mil equipos diferentes según les vaya mal o bien se les habrá oído bien fuerte hoy. Casualmente, los mismos que salen por todos lados diciendo ahora somos sevillistas, ahora dejamos tirado a los mercenarios estos. Créanme, es una vergüenza tener que ser representados por esa minoría que, mediante caña, caña y más caña de los medios contra nosotros salen en masa (o parecen salir en masa) categorizando a un equipo tan grande.
Te caerá mejor o peor el Sevilla, te parecerá buen o mal equipo… Lo único que te pido, lector, es que categorices a éste equipo como se merece.
Personalmente, el equipo es una autentica basura, una autentica vergüenza, pero la afición que esta con el equipo cuando mete 6 y cuando le meten 6 es la que hay que sacar, la que debe llevar los galones y el ejemplo de la afición sevillista. Se puede ser sevillista pero también objetivo. Ser aficionado y ser zoquete son antónimos que, espero, no se encuentren jamás de los jamases.
FIN DE LA TRANSMISIÓN.
La verdad es que algunos sectores de la afición deberían mostrarse más flexibles y, no sólo ser sevillista cuando la IFFHS les designó como mejor equipo del mundo. En los momentos mas delicados como la escandalosa goleada sufrida ayer frente al Real Madrid, hay que empuñar la bufanda hasta lo más alto. Eso sí hicieron los seguidores más radicales, los biris cuando empezaron a bailar y cantar.
ResponderEliminarA propósito, quiero darte la bienvenida, de nuevo, al mundo bloguero. Espero que éste te salga más productivo que el anterior y sigas escribiendo buenas columnas como ésta.
Un abrazo.