jueves, 12 de mayo de 2011

[SFC] Da que pensar.

Si les dijera que un partido que va 0-2, donde un jugador local fue retirado en camilla casi acabando la primera mitad (ánimo a Nelson) y con una jornada en la que Athletic, Atlético y Espanyol, rivales del Sevilla para plazas europeas, han palmado seguro que escribirían perfectamente otro final del que finalmente sucedió.

Y es que la primera mitad daba gusto ver a un equipo blanco de medias rojas sobreponiéndose a arreones rojillos mediante toque, balones al área y un Negredo, a mi parecer, impecable. Suyos fueron dos cabezazos que encarrilaba el billete a Europa matemáticamente. Miguel Flaño, su marcador, habrá ido al fisio a que le coloquen la cintura que entre el de vallecas y Perotti le descolocaron. Se vió al Perotti de siempre: incisivo, vertical y paciente con el cuero en los pies. De hecho, el segundo de Negredo casi lo marca él, pero el palo quiso darle el segundo a Alvarito antes que a Dieguito. Cosas que pasan.

Kanouté, allá por donde lo ven, pasó desapercibido. No es que este mayor y que, por eso, en el Sevilla se le vea jugando poco, es que el muchacho no puede con todo, y todo pasaba por un Acosta que ayer parecía que lo habían sacado de una pachanga de solteros contra casados, que Fazio y Medel sacaba a pepinazos la pelota desde atrás... Pero como en el párrafo anterior, entre Perotti y Negredo se bastaron.



Duele, como dije antes, la lesión del bético cedido a Osasuna Nelson, quien entró a Lautaro Acosta para interceptar la galopada del argentino mandando el balón a la grada pero con el tobillo izquierdo clavado en la hierba. Brutal, esperemos que se mejore lo antes posible.

A las duchas se va uno con la sensación de que, si no se le ha puesto lazo, es lo que le falta para amarrarse los tres puntos.

La verdad es que con esa primera parte en un campo tela de complicado recordaba al Sevilla que anteayer conmemoramos: el de la primera UEFA. Ese equipo que asediaba los 90 minutos y ya podian ir 4-0 que 90-1.

Pues no. No rascamos ni un solo puntito. Kike Sola ni esperó al minuto para resucitar a su equipo con un 1-2, empató a tres minutos del final y justo en el 90, Lekic, un jugador que lleva con el de ayer 2 goles en 26 partidos (no llevaba el 9 por ser defensa) acabaron pasando los tres puntos de rojiblanco a rojillo.

¿Y cómo puede ser? con una segunda parte para olvidar. De modo que salimos a comernos al rival, a ser el Sevilla que no fuimos ante el madrid, a devolver los ánimos de los aficionados con el 2-6 en contra. La segunda parte no tenía nada que ver: Perotti y Negredo no se les vio porque ni les llegaban balones, el doble pivote Medel-Fazio testigo del despertar de Osasuna, Kanouté menos visto incluso, la zaga hecha un coladero, Bernardo nerviosito, Acosta más fallón que nunca... El único que se salvó del dantesco espectáculo fue Javi Varas, aunque el pobre chaval solo atrasó lo que iba  a caer despues.

¿Podía ir peor? Sin duda. Dabo pudo irse a la ducha varias veces, cosa que milagrosamente no pasó. Quien se fué, y no entiendo por qué, fue Medel, una baja, Perotti con las manos en el adductor y Sergio Sánchez en lo mismo tres, Zokora con su quinta amarilla cuatro, y las ya sabidas de Navas, Cáceres, Rakitic y Alexis vislumbran dos partidos donde habrá que salir con la escasa pólvora que tengamos para asegurarnos una plaza que, visto lo visto, o cambia la cosa o mejor no mirar.

El Sevilla que, en mi opinión, es lo exigible y el modelo a seguir, es el conmemorado hace 2 días: el equipo que subia y bajaba al unísono, que ponía el fútbol, volcaba el juego al área rival y enfriaba un 0-2 llendo a por un 0-3 y si podían un 0-4 mejor. Ayer, por desgracia, se vio lo mismo: un equipo agobiante y vertical la primera parte y el resto fue echarse a dormir, perder tiempo y que, por favor, que no llegue el empate. Y así, queridos amigos, tenemos las de palmar.

Asique Monchi y los de arriba tendran que ponerse las pilas para lo que hay: una plantilla bastante escasa de rendimiento, un sistema táctico desdibujado, una falta de continuidad a lo bestia y que quien pasa por el Pizjúan, con poco que haga se lleva los tres puntos como quiera. Mucho que mejorar...

FIN DE LA TRANSMISIÓN.

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